Desde que el niño nace debe recibir una higiene bucal.
En los primeros meses la forma de higienizarlo es frotar levemente las encías, mejillas, paladar y la lengua una vez al día con una gaza envuelta en el dedo de la madre o padre.
Cuando aparece el primer diente, generalmente en el sector antero inferior, la higiene se realiza con un dedal de silicona o un cepillo dental de niños; preferentemente sin pasta dental, o con alguna que contenga bajas concentraciones de flúor (no más de 500 ppm). Los dientes y encías se irán acostumbrando al masaje de las cerdas de a poco.
Hacia los 2 años, cuando el niño ya tiene la mayoría de las piezas dentales temporales, es bueno que aprenda a usar el cepillo de dientes.
A los 3 años ya empezará a dominar la técnica y podrá empezar a cepillarse él solo.
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Es muy importante que adquieran buenos hábitos en la higiene dental desde pequeños y, para empezar, los niños deben aprender a cepillarse los dientes. Aunque al principio necesitarán ayuda, poco a poco irán adquiriendo independencia.
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